LAS EMPRESAS TRANSNACIONALES EN EL ESCENARIO LATINOAMERICANO DEL CAPITALISMO TARDÍO

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Junio de 2017. Publicado por la revista Aportes para la Integración Latinoamericana, año XXIII número 36 y difundido a través del sitio web: sedici.unlp.edu.ar

A continuación se ofrece el sumario y un resumen ejecutivo.

LAS EMPRESAS TRANSNACIONALES EN EL ESCENARIO LATINOAMERICANO DEL CAPITALISMO TARDÍO

TRANSNATIONAL CORPORATIONS ON THE LATIN AMERICAN STAGE WITHIN THE FRAMEWORK OF LATE CAPITALISM

Sumario:

-Introducción
-Modalidades del entrecruzamiento de intereses públicos y privados en la economía global
-A propósito de las empresas binacionales y multinacionales de carácter subregional en América Latina -Qué cambió en la operatoria comercial y en las regulaciones multilaterales
-¿Y ahora qué?
-Conclusiones y conjeturas

RESUMEN

Las transformaciones en la economía global son cada vez más aceleradas y profundas. Este trabajo invita a leerlas y apreciarlas a través del desempeño de sus principales protagonistas: las empresas transnacionales y los Estados nacionales.

Los dos tipos de formaciones mantienen entre sí una relación ambivalente: se repelen y confrontan pero a la vez demuestran necesitarse recíprocamente.

Las características del vínculo definen lo que desde J. Habermas se denomina “capitalismo tardío”. El motivo central de la tensión entre ambos tipos de formaciones es hoy día el ritmo febril de reproducción del capital y las consiguientes batallas que libran las empresas transnacionales con el objeto de ampliar sus mercados y concentrar la propiedad y el control de los medios de producción para poder realimentar dicho proceso indefinidamente.

Durante la segunda mitad del siglo XX se difundió en América Latina una receta destinada a promover el desarrollo autónomo de distintas subregiones, que según se advirtió estaba comprometido por la acción de las empresas transnacionales. Siguiendo esta receta fueron diseñadas empresas con participación o promoción estatal para competir con las empresas transnacionales. Si bien las iniciativas fracasaron una y otra vez, algunas orientaciones políticas recientes llevan al autor a preguntarse por su viabilidad. En tal sentido, la evolución del sistema global indica que semejantes proyectos políticos resultan de imposible cumplimiento.

¿Cuáles son entonces los motivos que en el capitalismo tardío impiden la creación y gestión de empresas políticamente condicionadas? En primer lugar, las oleadas tecnológicas van sustituyendo productos, servicios, procesos y actividades productivas y de ese modo expulsan de los mercados a las mismas poblaciones que el sistema económico reclama perentoriamente como consumidores y usuarios. Los Estados nacionales –que las fantasías tecnocráticas hasta hoy mismo reputan como entes anacrónicos- reaparecen en la escena internacional, procurando cargar con el costo social interno de esas segregaciones. Así, paradójicamente y hasta donde puedan, deben realimentar al mismo sistema. Es una tarea reparadora que no puede prescindir de las empresas transnacionales, sino que ha de contar con ellas.

En particular, los Estados de países en desarrollo asumen el compromiso de la única forma posible que pueden hacerlo para que se les reconozca previsibilidad: a través de minuciosas regulaciones intergubernamentales, encuadradas bajo los denominados “tratados de libre comercio”. Son tratados, usualmente bilaterales, que se van ensamblando y convergiendo laboriosamente. Sus regulaciones, enancadas sobre un soporte multilateral todavía vigente, permiten que los Estados nacionales y las empresas transnacionales acoten sus expectativas mutuas dentro de condiciones de aguda beligerancia económica, lo que sólo puede lograrse mediante una inédita flexibilidad estratégica y operativa de uno y otro lado.

Como resultado de su confrontación o cooperación, según sean las cuestiones en juego, dichos actores van modificándose entre sí al interactuar en un entramado de múltiples redes de redes cada vez más complejas e integradas. Son entonces las relaciones mutuas las que están redefiniendo a toda hora a sus respectivas entidades.

¿Se podrá conjeturar sobre el sentido histórico de la tendencia en curso? Por el momento habría que tomar nota de la creciente incertidumbre generada por los efectos adversos del sistema global cuando ya es notoria su propagación territorial en el propio mundo desarrollado. Y adicionalmente aparecen alertas acerca de potenciales eventos climáticos cuya ocurrencia sería incontrolable. En este cuadro la exacerbación de la conectividad parece contraindicada. De ahí el desafío sobreviniente: la reconversión de las organizaciones públicas y privadas para que puedan sustentarse a sí mismas a la hora de interrumpir las conexiones externas, cuando deban recomponerlas y teniendo la idoneidad para funcionar en la transición sin poder contar con ellas.

Summary

Changes in the global economy are increasingly accelerating and deepening. This work invites you to read and appreciate them through the performance of its main protagonists: transnational corporations and national States.

The two types of organizations keep a relationship that is ambivalent: they repel and confront but at the same time they prove to need each other.

The features of the link define what has been called “late capitalism” since J. Habermas. The tension knot between the two types of organizations is today the feverish rate of reproduction of capital and the ensuing battles waged by transnational corporations in order to expand their markets and concentrate ownership and control of the means of production in order to feed the process indefinitely.

During the second half of the twentieth century, a recipe was introduced in Latin America to promote the autonomous development of different sub-regions, which were reported to have been compromised by the actions of transnational corporations. Following this recipe were designed companies with participation or under the state promotion to compete with transnational corporations. While the initiatives failed again and again, some recent policy orientations lead the author to wonder about their viability. In this sense, the evolution of the global system suggests that such political projects are impossible to fulfill.

What about the reasons that prevent the creation and management of companies under political guidelines? At first, technological waves are replacing products, services, processes and productive activities and thus expel from the markets the same populations that the economic system claims peremptorily as consumers and users. National states -which technocratic fantasies even today regard as anachronistic beings-reappear on the international scene, trying to bear the internal social cost of these segregations. Thus, paradoxically and as far as they can, they must feed back to the same system. It is a restorative task that cannot be done without transnational corporations, but must count on them.

In particular, developing country states make a commitment in the only possible way that they can do so in order to be predictable: through detailed inter-governmental regulations, under the so-called “free trade agreements”. These treaties, usually bilateral, are joining and converging laboriously. Its regulations, embedded in a multilateral support still in force, allow national states and transnational corporations to meet their mutual expectations under conditions of economic belligerence, which can only be achieved through unprecedented strategic and operational flexibility on both sides.

As a result of their confrontation or cooperation, depending on the issues involved, these actors are changing among themselves as they interact in multiple networks of increasingly complex and integrated systems. It is then mutual relationships that are redefining at all time their respective entities.

Is it possible to conjecture about the historical sense of the current trend? At the moment it should be noted the increasing uncertainty generated by the adverse effects of the global system when its territorial spread in the developed world is already well known. And there are also warnings about potential climatic events whose occurrence would be uncontrollable. In this picture the exacerbation of connectivity seems contraindicated. Hence the overcoming challenge: the reconversion of public and private organizations so that they can support themselves in interrupting external connections, when they have to be rebuilt and having the suitability to operate in the transition even without such connections.